Monday, April 10, 2006

La escuela Cruz Gálvez


La especulación inmobiliria

En Sonora empieza a haber una cierta preocupación de la sociedad civil. Resulta que el gobierno del Estado ha decidido cambiar de lugar la famosa escuela Cruz Gálvez que fundó el general Plutarco Elías Calles en 1915, cuando era gobernador y después de haber expulsado militarmente a Villa del norte de Sonora. El propósito del gobernador Eduardo Bours y sus colaboradores es sacar a la antigua escuela de la ciudad (Hermosillo) y recolocarla en las afueras, cerca de las colonias pobres que es de donde, al fin y al cabo, dicen los allegados al gober, proceden muchos de esos muchachos. No se sabe si los edificios de la escuela, construidos en 1920, van a ser conservados o no.
De lo que no se informa oficialmente es de las dimensiones del terreno en el que tiene su asiento la Cruz Gálvez, escuela de muchísimas generaciones de sonorenses pobres que no hubieran estudiado nada si no es por esa ayuda estatal.
Se trata de tres hectáreas (es decir, de 30 mil metros cuadrados si recordamos que una hectárea es de 10 mil) en una zona de Hermosillo en la que los terrenos adyacentes andan entre los 200 los 300 dólares el metro cuadrado. Luego, entonces, estamos ante un negocio o una especulación de terrenos —destinados ahora seguramente a algún centro comercial, como la cadena de tiendas Coppel— superior a los 6 millones de dólares.
En Sonora siempre ha habido una mística muy particular respecto a la educación. Una muestra reciente de ello es la creación de la Universidad de la Sierra, en Moctezuma. Y no es nueva esa tradición sonorense. En 1916 el gobernador Calles inauguró la Escuela Normal para profesores, organizó un congreso pedagógico ese mismo año, ordenó la construcción de 127 escuelas primarias, y se comprometió con toda su alma en un proyecto particular: la primera respuesta educativa de la Revolución mexicana después de que concluyera la lucha armada. Esa proposición se concretó en la escuela Cruz Gálvez de Artes y Oficios para los huérfanos de la Revolución.
“Hace menos de dos años, en 1915, fundé la Escuela de Artes y Oficios para Huérfanos, que hoy lleva el nombre de Cruz Gálvez, impulsándome a ello la repetidas observaciones que al recorrer los distintos punto del estado pude recoger en cuanto al número verdaderamente crecido de niños huérfanos o abandonados”, escribió Plutarco Elías Calles en un manifiesto de 1917. Creía que esos niños, privados de techo y de pan, sin ninguna esperanza educativa, estaban condenados, de generación a generación (pobres los abuelos, pobres los nietos), a una miseria permanente.
El proyecto consistía en edificar dos grandes edificios, uno para hombres y otros para mujeres. En 1920 ya estaban funcionando. En el de varones —nos recuerda Enrique Krauze en su Biografía del poder— albergaba a 468 alumnos, todos internos, mientras el de señoritas contaba con 396 alumnas, entre ellas las propias hijas del General. Los hombres, aparte de los planes propios de la primaria, estudiaban oficios como carpintería, mecanografía, agricultura.
Nacido en Mazatlán y muerto en combate al lado del general Calles en Agua Prieta en 1915, el coronel Cruz Gálvez participó en la revolución maderista desde 1911 y luego se comprometió con el constitucionalismo de Venustiano Carranza y Álvaro Obregón. Su nombre, pues, está ligado a un símbolo importante de la Revolución mexicana —en la que fueron tan protagonistas los sonorenses— porque esa escuela fue la primera oferta educativa del nuevo régimen y de su política social.

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