Thursday, July 20, 2006

Siempre ha habido moscas


Los mexicanos son los seres
más bellos de la Tierra. País
adorable. El gobierno mexicano
todavía parece controlado por
Satanás. Todos los mexicanos
lo saben, lo temen y, a fin de
cuentas, no hacen nada por
remediarlo, a pesar de las
revoluciones.

—Malcolm Lowry, 1947



Premonitorio, Emilio Zebadúa escribió justo en noviembre de 2003 en la revista Letras Libres:
“La integración del IFE sin que los partidos tomaran en consideración la valía y la calidad del propio Instituto o, incluso, sin que cuidaran las mínimas pero esenciales formas legales, produjo un desafortunado inicio del nuevo Consejo. La partidización del árbitro a través de cuotas preasignadas en el órgano de dirección representa un retroceso muy severo para la credibilidad y la imparcialidad del instituto. Con ello, la democracia mexicana corre el riesgo de una futura crisis de legitimidad.”
El 31 de octubre de ese año se integró el IFE para el periodo 2003-2010 con una mayoría del PRI, el PAN y el PVEM, y con exclusión del PRD, produciendo un déficit de confianza y credibilidad preocupante, “que puede llegar a poner en jaque el próximo proceso electoral presidencial del 2006”.
Y en efecto nuestras recientes elecciones no han estado por encima de toda sospecha. Algo pasó allí, muy turbio, como si hubiera sido la obra de un mago. Se defiende el IFE diciendo que la progresiva lectura del PREP no definía el recuento de las cifras finales, pero la manipulación no tenía ese objetivo sino empezar a establecer en la creencia colectiva que Calderón iba a ganar. Este golpe publicitario tuvo su eficacia.
Por otro lado, se han empezado a tender paralelismos no sólo entre la elección presidencial de 1988 —cuyo fraude demuestra Jorge Castañeda en el apéndice de La herencia cuando habla de una gran computadora consultada en Londres— y ésta de 2006, por no mencionar la asociación que también se hace entre nuestra jornada electoral y la de Bush en Florida en el año 2000.
Una vez se vendió misteriosamente el padrón electoral mexicano a una empresa norteamericana, la Choice Point, con sede en Alphareta, Georgia. No se castigó finalmente a los extraños vendedores. Pero resulta Choice Point es la misma que rasuró el padrón de Florida que le dio el triunfo a Bush. En el Distrito Federal muchos votantes ancianos o de los barrios pobres no se encontraron en el padrón y no pudieron votar. En Florida quienes fueron borrados mágicamente fueron en su mayoría negros, que tradicionalmente votan por los demócratas.
Greg Palast, reportero de The Guardian inglés, escribió el 8 de julio que seguramente hubo una intervención del gobierno de los Estados Unidos en las elecciones mexicanas, sobre todo en el know-how del fraude cibernético. “El Instituto Republicano Internacional, brazo del aparato partidista subsidiado por el gobierno estadounidense, reconoce haber otorgado entrenamiento táctico al PAN. ¿Empleó también el PAN el padrón robado? (Choice Point y sus agentes mexicanos, arrestados por obtener los datos, negaron los manejos indebidos y juraron destruir sus copias del padrón, pero ¿qué hay de la copia que se guardó Bush?)
Otra resonancia del fenómeno electoral estadounidense en el caso mexicano es el de la “eliminación negativa”. En un número sorprendente de distritos mexicanos el honorable IFE registró una alta eliminación negativa, es decir, un mayor número de votos para los cargos de diputados y senadores que para la Presidencia.
“La lista ganadora del gobernador de Florida fue creada por la compañía privada Choice Point, de Alpharetta, Georgia.”
Con todo y esto, en lugar de renunciar avergonzados, los consejeros —que se acaban de aumentar su percepción anual para que redondee 404 mil 867 por piocha— pueden seguir allí haciendo sus juegos de manos hasta el año 2010. Se han autorizado apenas el martes de la semana pasada 15 días adicionales de salario a la compensación aprobada antes. Normalmente gana cada uno 161 mil 947 pesos netos al mes. Los dos meses de compensación implicaban ya un bono de 323 mil 894 pesos, pero sintieron que no eran suficientes y se añadieron una partida de 80 mil 973 pesos, con lo que recibirán 404 mil 867 de compensación por el año electoral en el que se supone que trabajaron más.
Luego de ser difundida esta información, el IFE se apresuró a aclarar el 13 de julio que el aumento de los “estímulos” fue legal, como si alguien hubiera cuestionado su legalidad. Es cosa sabidísima que la gran contribución mexicana a la cultura de la corrupción ha sido la de los sueldos altos. Los funcionarios no necesitan robar. Basta que se cumpla con la normatividad para que se les legalice su percepción salarial. Todo se puede. Ese cumplimiento con la ley nunca ha estado en discusión, pero los funcionarios cuestionados fingen que de eso se les está acusando, de no encuadrarse en la ley.
Legalísima también fue la venta de Banamex a City Bank que hizo Roberto Hernández sin pagar impuestos. La coartada de la legalidad siempre estuvo allí, indiscutible. De lo que se trata es de que ya no haya esas leyes que benefician a un cierto número de grupos propietarios del país y que ni siquiera quieren que se les mencione a los pobres.
—Es que siempre ha habido pobres —le decía un señor de Tijuana a una amiga mía que estuvo como representante del PRD en una casilla.
—Sí —le contestó ella— me lo dice usted como si me dijera que siempre ha habido moscas.



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