El fascismo basaba su poder
en la Iglesia y el Ejército,
que no son nada comparados
con la Televisión.
—Pier Paolo Pasolini
Es una
línea de acción perfectamente coordinada por el alto mando priísta: en ningún
caso habrá de exponerse a Peña Nieto al ridículo, por eso hay que reducir al
máximo la exhibición televisiva de su incompetencia. No sabe hablar, no sabe
discutir, no tiene imaginación y justamente por no leer carece del vocabulario
elemental para expresar emociones e ideas.
La
“estrategia” es que no se le vea mucho cuando hace el ridículo y enseña el
cobre de su muy mediana formación intelectual.
Por eso,
todos en fila, desde Salinas Pliego hasta Manlio Fabio Beltrones, y un dueño de
club futbolístico, opinaron que estaba muy bien que no se transmitiera el
debate y sí, en cambio, un encuentro de futbol. Ya se sabe de la
soberbia y la majadería de Salinas Pliego que dijo que no le daba la gana
televisar el debate del domingo. Háganle como quieran. El multimillonario
político sonorense, Beltrones, dijo en Cancún la semana pasada que “las
televisoras y radiodifusoras ya cumplen con difundir en tiempo oficial los
menajes de los candidatos”. En otro desarrollo de su rollo añadió que “TvAzteca
no tiene ninguna obligación de transmitir el debate”.
El
representante del PRI en la Comisión de Debates, un licenciado de apellido
Ramírez Marín, repitió también la coartada de que las televisoras están en toda
posibilidad de hacer lo que mejor les parezca. Según él “es abusivo exigirle a
los ciudadanos que vean el encuentro entre candidatos”.
Álvaro
Dávila, dirigente del club Morelia, también se alineó a favor de Peña:
“Nosotros estamos con un compromiso que es cumplirle a la empresa TvAzteca y a
la afición”.
Pero
luego, y en la misma línea de sumisión, el director del IFE, Leonardo Valdez,
volvió sobre sus leguyadas para decir (en tácito apoyo a Peña Nieto) que no
estaba en la ley solicitar a Gobernación que el debate se transmitiera en cadena
nacional. Tímido, desde su prácticamente inexistente o deslavada secretaría
"de gobernación", el licenciado Poiré también se lavó las manos:
todos con Peña Nieto, incluso desde el PAN y desde la curiosa pasividad del
Presidente panista.
Si en
México ya no hay Estado ahora parece que tampoco hay Presidente. ¿Dónde está la
autoridad moral y política de un jefe de Estado que podría conminar a todas las
partes a compartir un debate nacional de primera importancia? La actitud de
TelevisAzteca es un insulto a la sociedad mexicana. Es una falta de respeto
imperdonable. Es una imbecilidad argüir que en su lugar hay que pasar un juego
de futbol pues lo único que hacen es refrendar la especie de que, en efecto, el
futbol es el opio de los pueblos.
Dice
Francisco Acuña Griego, el mejor abogado sonorense, que Televisa es el corazón
de una red muy poderosa. “Aglutina a no pocos grupos de poder y los expresa.”
Nunca se imaginaron los presidentes priístas y panistas que al darle tanto
poder al monstruo, porque siempre le han tenido miedo de que no los pongan en
pantalla, ya no serían ellos y sus partidos los que decidieran el cambio en Los
Pinos.
No es
una fantasía ni una teoría conspirativa. Sobran indicios, desde hace por lo
menos cinco años, de que Televisa se inventó a un personaje, construyó su
imagen con propaganda disfrazada de notas periodísticas por Joaquín López
Dóriga, y de que ese poder —llamémosle TelevisAzteca y su ejército de
locutores, ellos sí en cadena nacional— está decidiendo quién será el próximo
Presidente de México.
@Campbellobo
1 comment:
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