Saturday, May 13, 2006

El acoso moral

Mobbing

Así como el torturador revienta
a la víctima sin producirle un solo
moretón, el acosador moral es capaz
de golpear a la suya sin dejarle
una huella. Esta clase de violación
(el acosador moral es fundamentalmente
un violador) se viene practicando
desde épocas inmemoriales,
pero sólo ahora empieza a
reconocerse como una patología.

—Juan José Millás



El acoso moral o psicológico en el trabajo es más común de lo que nos imaginamos y no es más frecuente en la administración pública que en la empresa privada. En ambos reinos se da el abuso del jefe en contra del empleado. Empieza por hacerle al vacío, no le permite la posibilidad de comunicarse, pone en entredicho su trabajo con mentiras, lo ridiculiza, lo interrumpe continuamente y no le da la cara. No le habla directamente a los ojos. En otras palabras: le hace la vida de cuadritos para que, desvalorizado y deprimido, renuncie.
No cuenta la eficiencia ni la eficacia del subordinado. Ni la preparación ni la experiencia. Hay en el correr a alguien un cierto placer: el placer de humillar.
Según Iñaki Piñuel el acosador responde al perfil de un “psicópata organizacional” que emplea técnicas de ataque sutiles, manipula el entorno para conseguir aliados entre los compañeros de trabajo, intenta “trepar” cuanto antes para, desde el puesto nuevo, ejercer mejor su acoso. Lo que se ha visto, añade el profesor, es que muchos de esos acosadores ya eran hostigadores en el colegio.
Los sectores en los que se producen más casos de acoso laboral son la administración pública (en casi todas las secretarías de Estado), en los medios de comunicación y en las agrupaciones ideológicas, como los partidos políticos y las organizaciones no gubernamentales. El acoso se produce, anota Piñuel, en los casos en los que no se puede despedir a un trabajador, bien porque es funcionario público o porque su prestigio y su capacidad de trabajo harían improcedente el despido.
Los panistas en el poder no han sido diferentes a los priístas. En cuanto el funcionario sube de puesto y llega a ser el jefe, se instala a puerta cerrada: hace esperar a la gente, contrata a sus parientes y amigos, les busca un hueco arrinconando moralmente a una colaboradora o a un asesor para que se vaya y le deje el hueco porque, sobre todas las cosas, un puesto público es un cheque para un amigo, un pariente o una compañera sentimental.
A esta actitud tan generalizada en todo el mundo se le llama mobbing. La palabra deriva del verbo “to mob” (atropellar o atacar con violencia) que viene de la etología (la ciencia sobre la conducta de los animales). La expresión fue introducida por Konrad Lorenz para referirse al comportamiento agresivo de algunas especies de pájaros contra sus descendientes.
El primero que estudió el mobbing como violencia psicológica (y psicopatológica) en el lugar de trabajo fue Heinz Leymann, psicólogo alemán afincado en Suecia. En 1986 describió en un libro las consecuencias, sobre todo en el aspecto psíquico, de las personas expuestas a un comportamiento hostil y prolongado por parte de sus superiores o compañeros de trabajo.
El acosador moral realmente, en el fondo, no sabe ser jefe. Su liderazgo es intimidatorio. No está preparado para conciliar y no confronta al empleado que, según él, se ha vuelto “conflictivo”. Lo elude. Lo flagela con el látigo de su silencio. Los rasgos más comunes del acosador son la mediocridad, la envidia, el narcisismo, la necesidad de controlar, la inseguridad y el oportunismo, la falta de transparencia. Algunas descripciones sitúan estos rasgos en el ámbito de la psicopatología: actitudes narcisistas, paranoides y psicopáticas.
Esto es lo que pasa efectivamente en cualquier oficina de gobierno, como las de la SRE en el extranjero (y aquí en México) o de cualquier dependencia gubernamental fuera de México, ya que la lejanía geográfica y la falta total de supervisión o capacidad de llamar a la cordura a un jefe o jefa esquizofrénico/a hacen el acoso y maltrato todavía mas agudo y abusivo. Existen casos inverosímiles y de dar vergüenza que han sucedido a colegas y personal contratado localmente en muchos países donde embajadores o segundones actúan con premeditación y ventaja pisoteando los más elementales derechos humanos y laborales.
Un miembro del servicio exterior mexicano ha escrito un ensayo (www.diplomaticosescritores.org) donde pide la creación de un ombudsman para defender a todos los que trabajan en el servicio exterior: desde el empleado local hasta el diplomático de más alto rango que pueden sufrir estas calamidades. Muchos entran en severas depresiones, otros, pocos, se suicidan.
Es muy importante que se cultive en México la cultura de la protesta contra el acoso mental en el trabajo. Porque es una injusticia y la gente no sabe manejar esta violencia sorda, cobarde, invisible. Puede uno informarse en www.esquizo.com o en

http://www.mobbing.nu

Es necesario que corra la voz: que hay en internet muchos espacios para prepararse, de juicios que se han realizado y ganado en España en contra de los jefes injustos y abusivos. Basta poner la palabra mobbing en Google y allí hay material de sobra para escoger. Y emprender la lucha.



* * *




Post scriptum
Aidé Grijalba me escribe desde Tijuana y me dice que el mobbing también se da de abajo a arriba: los subordinados contra el jefe o, más frecuentemente, contra la jefa porque ese recelo y esa agresión soterrada está cargada, al menos en México, de misoginia.
A un jefe se le puede dominar y extorsionar, u orillarlo a la renuncia o a la melancolía: recuérdese la película de Joseph Losey: El sirviente, con guión de Harold Pinter y actuada por Dick Bogard.



2 comments:

Anonymous said...

Querido Federico:
¡Tanto tiempo! Me da gusto tu interés por el mobbing. Hay muy poco material específico sobre México. Con la "compresión neoliberal" del mercado laboral, el problema sólo puede ponerse peor. Ese es otro punto de la ceguera de los adinerados. No se dan cuenta de que el enopanismo no los está favoreciendo a ellos, sino a una mínima minoría entre ellos, que ni siquiera están aquí. ¿podemos encontrarnos?
Un abrazo
Hugo A. Brown

Anonymous said...

Violentas perversiones

…el acoso psicológico… tiene el objetivo de destruir la estabilidad psicológica de un ser humano, a través del descrédito y la rumorología. Se practica acosando grupalmente de tal manera que la víctima "estigmatizada" no pueda defenderse, que no pueda hablar o que su palabra ya no tenga ningún valor. La indefensión de la víctima proviene de la pasividad de los testigos de la violencia, que permiten la destrucción de otro ser humano de manera indignamente cobarde.
Marina Parés

Mediante un fenómeno de proyección, el odio del agresor es proporcional al odio que él mismo imagina en su víctima. La ve como un monstruo destructor, violento y nefasto (…). El agresor le atribuye una intencionalidad malvada y se anticipa agrediendo él en primer lugar.
Marie-France Hirigoyen


Del grillete al rojo vivo,
de la dislocación de los brazos,
de la carne chamuscada por el fuego,
del calabozo inmundo,
de la espalda destrozada a latigazos.

Del instrumento que despotrica un alarido,
de la virgen Nüremberg,
del cercenar los dedos,
del lastimar las pupilas con ardientes hierros.

Bastó un señalamiento,
y cayó de la mano un sol y un carrizo,
de la pierna una estrella y un bambú,
sólo en el vientre el dolor que retuerce el final de un nervio,
se apodera de la vida el miedo.

En la boca una alabanza contra el veneno
bastó un señalamiento,
en el corazón el dolor latiendo…
y una vida fue despedazada en la cama del tormento.

De las puntas de pera que cortan gargantas y cervix
de los afilados picos de la horquilla sobre el esternón,
de la soga que mueve de un lado a otro la cabeza bruscamente,
del alimento salado, del agua sucia de la inquisición…
Señaló un dedo,
para los verdugos es suficiente,
y repitiéndose mil veces la mentira en verdad convierten.

Y una vida despedazada en la cama del tormento,
acusado de hereje, acusada de bruja,
basta para los inquisidores sólo un señalamiento

Y del garrote vil,
del desgarramiento de senos,
del aplastamiento de pulgares y piernas,
del sangrar el cuerpo de una “bruja”,
del vaciarle la humanidad por las venas.

De la tortura que destaza cuerpos,
que mutila la lengua con púas filosas de máscara infamante…
del suplicio del desgarro de senos…
al tormento que ni siquiera toca…
pero todo lo desgarra,
todo lo destroza…

De violentar un cuerpo físicamente,
a la mirada despectiva,
a la insinuación cotidiana,
a la humillación corriente.

De la perversión de la violencia
a la violencia perversa que todo pervierte…
y queda desprotegido el susurro de una mariposa,
el vuelo de sus alas transparentes.

Del sufrimiento físico,
a cargarse al lomo el bajo salario,
la herramienta…
el rumor que a espaldas la vida cercena,
cargar con el lenguaje paradójico permanente
con la burla cotidiana,
que en martirio la vida misma convierte.

Y ríe el tirano perverso,
y a la víctima sus lágrimas el corazón mojan entre el calabozo frío,
y no quiere que de día sea,
y no quiere que de noche sea…
y la cabeza estalla,
y en el fango de la desdicha el cuerpo se le retuerce…

Y no endulzan la vida ni los panales de miel,
no aparece la solidaridad del cocodrilo,
del mono de la cara blanca,
del ahuehuete, del oyamel,

A los mudos testigos los moja la cobardía de su mutismo,
y el suplicio de la violencia psicológica a todos nos moja…
a la víctima el cuerpo y la vergüenza al perverso.

Y la marginación, el aislamiento, la tenebrosidad del tiempo,
la violencia perversa de ignominia a la humanidad deja retorcida

Y señalan y rumoran
y es la cobardía la defensa del que marca
al que es obrero, secretaria, estudiante, carpintero…

Es el silencio el cómplice del que manipula,
del que acosa, del que miente,
cómplice el silencio siempre.

Del tormento inquisitorio de los cuerpos,
al tormento psicológico en que la vida poco a poco se pierde.
Y ni siquiera te tocan para destrozarte
pero te mutilan la mente.

Del sufrimiento de la carne,
a cargar con la mochila, el libro, el cuaderno…
y con la desestabilización psíquica
y con el sarcasmo hiriente.

Y la humanidad se deshumaniza en la tortura,
en infligir dolor intencionado física o psicológicamente.

Y la amas… y de su narcisismo nace a tu amor tinieblas.
Y lo amas… y en tu asesino psíquico se convierte.

La violencia perversa transforma en infierno una escuela,
la calle, el transporte, la plaza,
y en calabozo infrahumano la oficina… la casa.

Ocho de la noche.

No consuelan las olas del mar la angustia,
ni la brisa fresca del bosque siempre verde,
no consuela el humedal las ansiedades,
ni el canto de la cigarra…
ni el vuelo de las aves…
No sabes si verás otra vez la primavera…
No hay duda, el corazón al dolor embarrado queda…

Fingen no mirarte,
y rumoran a tus espaldas,
y niegan el conflicto,
y te dejan paralizada…

Y no te hablan,
y ni siquiera te tocan…
y te estalla la mente…
y te duele hasta el respirar,
hasta el respirar te duele.

Y la impotencia
y una desesperanza inaguantable…
y parece que te vencen,
que todos los caminos están cerrados,
que no habrá tiempo para la alegría…
sólo piensas en la muerte.

Ni siquiera te tocan…
Y te hacen estallar la mente…
Y te duele, y te duele…
respirar te duele

Mariela Loza Nieto