Saturday, April 14, 2012

La telenovela de las elecciones

www.msemanal.com/node/5510

Las elecciones son la

ocasión ideal para que grupos

de inversionistas se unan

con el fin de controlar

al Estado.

—Thomas Ferguson

Televisa puso a Peña Nieto en tercera base, pero él cree que metió triple. Sin la campaña del Canal de las Estrellas durante por lo menos cuatro años seguramente el sobrino de Montiel no tendría el lugar que ahora tiene en las encuestas, amañadas o no. La apuesta no es mala: un candidato joven con una novia de telenovela, una parejita como de pastel de Sanborns, se propone a un electorado más bien ágrafo al que los medios de comunicación han alejado de la cultura impresa: los libros, los periódicos, las cartas. En muy pocas partes del país la gente se informa a través de los periódicos. Si es que se informa.

No hay más de tres sopas y los tres candidatos no son unas chuchas cuereras. Es lo que da el país. No da para más. La misma cámara de 500 diputados es una involuntaria muestra estadística acerca del nivel intelectual de los compensados con 200 mil pesos al mes durante tres años. De ahí la pobreza de su discurso, de ahí su escasez de ideas. Si nos atuviéramos al apotegma de que los pueblos tienen los gobernantes que se merecen tal vez mereceríamos algo peor.

El pesimista Leonardo Sciascia decía que en nuestro tiempo ya no cuentan las ideas. Se puede pensar cualquier cosa —si es que se piensa— y estar en cualquier partido. En la edad de la ideología (los años 30 de la guerra civil española, la lucha contra el fascismo, la confrontación entre el socialismo incipiente y la democracia capitalista) se solía luchar o matarse por una idea. Se iba al frente de batalla. Se metía uno en política porque le repugnaba la injusticia, porque había muchos pobres, miserables que nunca en varias generaciones, de abuelos a bisnietos, serían redimidos y tal vez uno podría hacer algo desde el poder.

El fenómeno de la televisión mexicana es único en el mundo. Como la gran mayoría de los grandes negocios en México no pudo haber surgido sin la colaboración del Estado. Nunca se imaginaron los presidentes del PRI y del PAN que al darle tanto poder el consorcio televisivo llegaría a estar en condiciones de decidir quién será Presidente.

En sí mismo el PRI no sería una tragedia. Hemos sabido convivir con su sistema de saqueo. El problema de Peña Nieto es el tipo de PRI que representa: los políticos del Estado de México

con sus mañas, sus manías, sus abusos, sus negocios, sus corrupciones (los hijos de Hank González). El de Atlacomulco es uno de los grupos más retardatarios del PRI y además es muy cerrado. No han dejado entrar, por ejemplo, a Manlio Fabio Beltrones, que será el contrapeso junto con los otros priístas frente a la gavilla del Estado de México que dispondrá del poder federal, ineluctablemente, a partir de julio.

Vuelve la dictadura perfecta.

No hay manera de que no sea así. En las manifestaciones de Peña Nieto la gente no grita En-ri-que, En-rique. Grita: Ga-vio-ta. Ga-vio-ta. Son más los votantes procedentes del público de telenovelas o de programas como el de Paty Chapoy que los manifestantes que conforman la sociedad civil de Twitter. Por eso la “estrategia” de meter a Peñanieto en Los Pinos desde hace cinco años y en pantalla todos los días se está comprobando exitosa e imbatible. Quien la haya concebido midió muy bien el nivel de conciencia política mayoritario. Ga-Vio-Ta. Ga-Vio-Ta. Para esa mayoría enajenada las elecciones son una telenovela.

Y ya tiene tuíter el bato:

@Campbellobo

1 comment:

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